- Fecha: febrero de 2007
- Unidades probadas: A4 Avant S Line y 9-5 Wagon Aero
- Motorización: 2.0 TFSI quattro (220 CV) – Gasolina y 2.3 TS Aut. (260 CV) – Gasolina
- Calificación: 5/5
- EuroNCAP: A4 4/5, 30 puntos (generación B7 equivale a B6, ver informe completo) y 9-5 5/5, 33 puntos (ver informe completo)
Familiares con mucha marcha
¿Busca un familiar premium dinámico y hace pocos kilómetros al año? Audi y Saab responden a este planteamiento muy bien con los A4 Avant y el 9-5 Wagon. Guardan muchas similitudes, aunque sean de segmentos diferentes. Entre los 220 y los 260 CV tenemos para elegir en ambas marcas, recurriendo a motores gasolina de cuatro cilindros con turbocompresor.
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Exterior
Nuestros protagonistas son familiares, pero se comercializan sus respectivas versiones sedán/berlina o 4 puertas. El 9-5 Wagon es de un segmento superior al A4 por dimensiones y planteamiento, por lo cual es un poco más grande.
El Audi A4 Avant actual es un diseño nuevo de 2005, con los últimos avances de la técnica. Su imagen es más deportiva y juvenil que la del Saab, dirigida a otro tipo de público. La versión que vemos en las fotos tiene el paquete S Line, que añade mejoras visuales, de comportamiento e interiores. Su aspecto es más agresivo si cabe, aunque no tanto como el RS4, que es una transformación más contundente.
Por su parte, el Saab 9-5 Wagon es más conservador. Cambió de imagen en 2005 tras una larga trayectoria del 9-5 de 1997. A diferencia de la mayoría de modelos del mercado, el 9-5 no parece necesitar «frecuentes» actualizaciones, sigue gustando. Con el aspecto actual, su estética mejora considerablemente y lo pone «al día». La versión comentada es «Aero», la más deportiva de la gama, aunque los cambios estéticos son más leves respecto a las versiones más sencillas.
Interior
Las carrocerías familiares ofrecen ventajas para quienes suelan necesitar más espacio que el que proporciona un maletero de berlina/sedán y quieren un poco más de versatilidad y espacio en las plazas traseras. Lógicamente, estos pluses se traducen a dinero, los station wagon son más caros que sus homólogos de 4 puertas.
Comenzando por el Audi, descubrimos un interior bastante bien realizado y a la altura del sueco, que como ya hemos dicho, es de un segmento «superior». Las posibilidades de personalización y equipamiento son muy elevadas, pudiendo dejar un A4 al nivel de un A6 e incluso, cerca de un A8, aunque «dadle al César lo que es del César». El Saab 9-3, rival directo del A4, no permite tanta personalización. Desde la terminación más sencilla, destila calidad y buena impresión.
El aspecto es más deportivo y funcional, ya que la ergonomía y la disposición instrumental está un poco más elaborada que en el modelo sueco, donde los mandos están más dispersos. Como se aprecia en las fotografías, los asientos del A4 Avant tienen un diseño más deportivo, donde se relaja la comodidad en aras de una mejor sujección lateral.
El sueco responde a un planteamiento donde es más importante el confort. Sus butacas buscan más comodidad que sujección en curva, y son más agradables que las del Audi. Los viajes a bordo de este familiar son una auténtica delicia, digno de categorías superiores. Las medidas de insonorización y aislamiento térmico se agradecen especialmente. Hasta el climatizador y las salidas de aire han sido pensadas para ofrecer más comodidad a todos los pasajeros, algo en lo que el Audi no está tan puesto.
Tiene detalles de seguridad muy dignos de mención. Por ejemplo, el aviso de abrochado de cinturones en el techo, como en los aviones. También podemos mencionar la llave de contacto, donde nunca nos provocará daños en una colisión frontal (ver foto) o la función «Nightpanel» que apaga toda la instrumentación menos el velocímetro para reducir el esfuerzo visual cuando se viaja de noche.
Aunque son familiares, 5 adultos no terminarán de ir cómodos por las peculiaridades de las plazas centrales, pensadas para un apuro puntual o para que viaje en ellas un niño. Si en la parte delantera viajan pasajeros muy altos (2 metros) el espacio de las piernas quedará un poco mermado para los pasajeros de la parte posterior, si no, contarán con suficiente holgura para viajar cómodos. Al tener el Saab una carrocería más grande, las cotas interiores son más generosas y por tanto es más espacioso, siendo destacable la diferencia en anchura.
Para los dos, en el aspecto práctico, los huecos portaobjetos son más numerosos delante que detrás, y los huecos de las puertas pueden no ser suficientes para los más pequeños: la consola, cómics, etc. En estos casos, se echan de menos algunas soluciones típicas de los monovolúmenes, como los cajones bajo el piso. Desde luego, en seguridad no nos equivocamos con ninguno, nuestros hijos estarán a salvo.
Hasta los equipos de sonido son elogiables. Las posibilidades para ambos modelos son variadas (con navegador, cintas (Audi), CDs, MP3, sonido BOSE…) en función de lo que nos queramos gastar. En el caso del A4, el equipo BOSE merece el coste adicional, pues con sus altavoces hasta las cintas viejas suenan a gloria. Cuando el sonido calla, la sonoridad del A4 y del 9-5 es lo suficientemente baja como para ofrecer una sensación de velocidad inferior a la real.
En las zonas de carga, contamos con un buen espacio de partida en ambos casos, 442 litros en el A4 (con el falso piso retirado) y 416 litros en el 9-5. Tienen en común la característica de que, aunque los asientos estén abatidos, el piso de carga no es plano al 100%. El sueco no cuenta con la red de sujección de equipaje de serie, y el Audi si. A nivel práctico, mediante extras, el maletero del Avant es más interesante. Si tenemos un pinchazo o un reventón, tendremos a nuestra disposición una rueda de repuesto de las mismas dimensiones que las demás bajo los falsos pisos.
Vídeos relacionados: maletero del Audi A4 Avant y maletero del Saab 9-5 Wagon
La conducción
Nuestros protagonistas ofrecen 2 posibilidades en el abanico de los 220-260 CV. Audi apuesta por un 2.0 TFSI de 220 CV y un 3.2 FSI V6 de 256 CV, mientras que Saab recurre a su bloque 2.3 Turbo, que entrega 220 CV en versión Vector (T) y 260 CV en la Aero (TS). Aunque comparamos el 2.0 TFSI contra el 2.3 TS de 260 CV, los resultados dinámicos son bastante parecidos.
El motor del alemán es una evolución mecánica del 2.0 TFSI de 200 CV, propulsor galardonado como Motor del Año en 2006. En este caso, entrega 20 CV más y hasta 300 Nm. de par, con las lógicas modificaciones mecánicas para aguantar mayor potencia, algo así como un «tuning» discreto de Audi. Su comportamiento es excelente, uno de los mejores motores de gasolina que hemos probado.
Combina turbocompresor con inyección directa de gasolina y una cilindrada inferior a 2.000 cc. Pasadas unas vibraciones iniciales de 1.000 a 1.400 RPM, empuja fuerte desde 1.700 RPM y mantiene el par máximo constante entre 2.200 y 4.000 RPM, redundando en un placer de conducción superior. Trepa en el tacómetro de forma sorprendente y se puede estirar hasta las 7.000 RPM. Es considerablemente silencioso, no hará «ruido» a menos que se le pise mucho, incluso se podría decir que no suena lo suficiente. Con la tracción quattro, para tener pérdidas de tracción, hay que conducir de forma un poco salvaje. Sobra decir que la tracción integral supone un aumento de la seguridad sobre todo en condiciones de baja adherencia.
No consigue «correr» tanto como el Saab de 260 CV, pero le gana la partida en aceleración desde parado, y eso que nuestra unidad tenía tracción integral. En recuperación 80-120 en 4ª, es más rápido que el Saab si este circula en 4ª secuencial, pero si circula en automático, gana al Audi por pocas centésimas de segundo (el Saab es 2 segundos más rápido adelantando en modo automático, ya que baja a 3ª).
El corazón mecánico del sueco es un 2.3 Turbo que entrega la friolera de 260 caballos en su versión tope. Su configuración tetracilíndrica le hace ser más austero en consumo que su rival directo Audi (3.2 FSI V6), pero pierde en suavidad, pues pisándole a fondo el pedal emite una vibración que es un poco indigna de un turismo premium (cosa que no le ocurre al 2.0 TFSI). Al igual que el TFSI, el mejor rendimiento se obtiene con gasolina de 98 octanos (cifras de ficha técnica).
Esta versión Aero tiene la suspensión más dura que un 9-5 convencional, que casa muy bien con el motor que tiene. Su mayor peso le hace perder cierto dinamismo respecto al A4 Avant, pero también es la filosofía del modelo. El Saab pretende ser más confortable que deportivo, y el Audi es más deportivo que confortable, puestos a ser quisquillosos. Todo sea dicho, el Saab apenas cabecea, mantiene la eficacia aunque no transmita tantas sensaciones. Cuando la conducción pasa a ser un poco más descontrolada o se presenta una emergencia, el ESP funciona a la perfección.
El modelo probado, con cambio automático de 5 velocidades, resulta un poco aburrido en comparación con el A4 Avant, aunque se circule en modo «S». La suavidad de las transiciones de marcha es envidiable y aunque no es un prodigio de la rapidez como un DSG, es ágil. El dinamismo del Saab está a un buen nivel y posee una 5ª larga (más que la 6ª del A4) con la que puede circular a 120 Km/h a 2.500 RPM y a 140 a 3.000 RPM, algo muy raro en motores de gasolina. Así el gasto por autopistas no se dispara. El A4 circula a 120 en 6ª a 2.700 RPM. Sin oir el sonido, el 2.3 Turbo parece un diesel por regímenes de giro y su respuesta.
El A4 Avant tiene un cambio manual muy preciso y agradable, más aún que el cambio del 3.2 FSI quattro, que pecaba de ser un poco esponjoso y tenía más holgura. Con el motor 2.0 TFSI de 220 CV no puede tener cambio automático, de momento. Saab ofrece cambio manual y automático para las dos opciones de 2.3 Turbo: 220 y 260 CV. El contar en el tablero de instrumentación del sueco con un indicador de presión del turbo, permite sacar un mejor rendimiento si conocemos bien el motor.
En consumos andan muy parejos, aunque evidentemente, el 2.3 Turbo consume más ya que tiene mayor cilindrada, pesa más y tiene un cambio automático. Nuestras cifras fueron de 8,5 litros de media para el 2.0 TFSI y 9,9 litros para el 2.3 Turbo. Considerando las prestaciones y el tipo de motor, no son consumos elevados, aunque quedan lejos de sus equivalentes diesel.
El Saab dispone de una autonomía levemente superior gracias a su depósito, que es más grande (la tracción quattro resta espacio). A ritmos más tranquilos, el TFSI puede bajar a 6-7 litros y el 2.3 T rara vez bajará de 8 litros. A ritmos más fuertes, el TFSI empieza a consumir por encima de los 10 litros y pisándole mucho, no es una barbaridad llegar a 12 litros de media. Con el Saab, el consumo aumentará más todavía.
En comportamiento nos quedamos con el A4 Avant si queremos más dinamismo (mejor aún con tracción quattro), teniendo en cuenta la suspensión deportiva que monta, que busca un paso por curva más elevado y adecuado a los usos más exigentes. Los que prefieran confort antes que deportividad, encontrarán en el Saab la horma de su zapato. Habiéndolo contrastado, afirmamos que se viaja mejor en un Saab 9-5 que en un avión en clase Business, incluso por encima de los límites legales de velocidad, dado su elevado confort. No es algo que deba sorprender, Saab también se ha dedicado a la aeronáutica.
Los dos modelos tienen en común un leve sonido de rodadura, y las mecánicas son discretas. A la hora de detener sus masas, Audi recurre a unos frenos perforados que funcionan de maravilla, aunque en frenadas extremas en curva el coche tiende a balancear y el ESP interviene. El Saab también tiene unos frenos mejorados que funcionan bastante bien. Si se le aprieta mucho, es levemente subvirador, y como es tracción delantera, castiga más sus neumáticos delanteros que el Audi.
En cuanto a manejo, ambos se caracterizan por la relativa sencillez unida a la eficacia. La dirección del alemán es una gozada en casi cualquier uso, pero es dura en giros bruscos a baja velocidad y le falta retorno en giros urbanos. El sueco ofrece una respuesta menos precisa y tiene una ligera desmultiplicación adicional.
Equipamiento
Como hablamos de dos familiares Premium, el equipamiento es generoso desde fábrica y la lista de extras es generosa, aunque mucho más en el Audi, que alcanza niveles de personalización más elevados y mayor disponibilidad. El A4 2.0 TFSI tiene un equipamiento sensiblemente inferior al del 9-5 Wagon Aero, pues es el tope de gama. Audi no tiene gamas de equipamiento definidas, más bien el cliente empieza desde una dotación buena y completa con las piezas que desee, es una solución muy flexible.
¿Y qué decir de la seguridad? EuroNCAP no ha probado todavía el A4 Avant ni la berlina, pero cabría esperar que lograría las 5 estrellas de calificación. El Saab si ha sido probado, ya en 2003 logró la máxima calificación y la versión actual, más de lo mismo. El equipamiento de serie es completo en el caso del Saab, mientras que en el Audi podemos elegir si queremos los airbags laterales traseros, una medida que creemos que tiene no sentido.
Adjuntamos las fichas de equipamiento de ambos modelos, muy extensas como para dedicarles la suficiente atención en este análisis.
Como funcion adicional a la seguridad vial, ambos modelos permiten el uso de luces 24 horas. El alemán puede tener (con los faros Xenón Plus) luces diurnas de uso continuo cuando las de Xenón (cruce) no se usan (más información en este artículo) y el sueco permite llevar las luces siempre en posición de cruce sin que moleste ningún chivato ni se descargue la batería. En su país de origen, las luces son obligatorias las 24h. Las luces de Xenón del Audi giran en las curvas para iluminar mejor y ganar en seguridad.
Valoración general
A4 Avant 2.0 TFSI quattro
A favor | En contra |
---|---|
– Rendimiento mecánico y agrado de uso | – Relación equipamiento/precio |
– Equipamiento disponible. Maletero más versátil | – Plaza central trasera. Confort en asfalto deteriorado |
– Comportamiento dinámico con quattro excelente | – Consumo un poco sensible al uso |
9-5 Wagon 2.3 TS Aut.
A favor | En contra |
---|---|
– Comodidad en términos generales | – Vibraciones en el acelerador a plena carga |
– Motor muy agradable, consumo aceptable | – Dispersión instrumental |
– Cambio automático. Desarrollos de transmisión bien elegidos | – Comportamiento deportivo menos intenso |
¿Por qué comparar dos familiares en que uno es «superior» al otro? No hay tanta diferencia como puede creerse en primer lugar. La comparación más precisa sería A4 Avant – 9-3 Sporthatch o A6 Avant – 9-5 Wagon. Audi es más caro que Saab, y equipando generosamente un A4 Avant nos acercamos peligrosamente al precio del 9-5 Wagon. Dadas las posibilidades del A4 Avant, puede estar a un nivel que no sufre muchas envidias con el mismísimo A8.
Como hemos podido ver, el A4 tiene prácticamente lo mismo que su rival «superior», e incluso le supera en algunos aspectos. El criterio ha sido estricto para comparar, pues hablamos de dos automóviles sensacionales que dejan muy buen sabor de boca a cualquiera que los conduzca.
Son dos familiares con un nivel de lujo considerables, confortables, muy seguros y con un elevado nivel de dinamismo. Sus motores ofrecen un agrado de uso muy elevado, más seductores que sus rivales diesel, pero por otro lado, el consumo cuenta en un coche familiar, y piden gasolina de 98 octanos para dar lo mejor de sí mismos. En función del kilometraje anual y de lo importante que sea para usted el consumo, la decisión es suya.
Dejamos adjunta una lista de precios «recortada» al contexto de esta prueba. De la porción de gama A4 Avant elegimos el 2.0 TFSI con tracción quattro -modelo comentado- y en el Saab, aunque hay diferencia de precio que invita a reflexionar, el 2.3 Turbo de 260 CV ofrece más por un consumo que apenas sube. Manual o automático ya depende de gustos personales y del uso que vaya a recibir su futuro familiar.
Ahora bien, ¿cuál elegir, Audi o Saab? Depende fundamentalmente de qué es lo que busca usted en un coche, estética aparte. Las filosofías cambian un poco, al igual que el segmento. Los dos fabricantes ofrecen una garantía de 2 años sin límite de kilómetros.
Pruebas relacionadas: Saab 9-3 Sporthatch 1.9 TiD, Audi A6 2.4 V6 y Audi A4 Avant con motores 2.0 TDI y 3.2 FSI
Características técnicas
A4 Avant 2.0 TFSI quattro
- Cilindrada: 1.984 cm³
- Motor: 4 cilindros longitudinales (220 CV)
- Par máximo: 300 Nm CEE a 2.200 – 4.000 RPM
- Peso en vacío: 1.570 kg.
- Velocidad máxima: 238 km/h
- Aceleración de 0 a 100 km/h: 7,1 s
- Transmisión: Manual de 6 velocidades
- Consumo urbano: 12,8 l/100 km
- Consumo extraurbano: 7,0 l/100 km
- Consumo mixto: 9,1 l/100 km
- Combustible: Gasolina sin plomo 98
- Capacidad del depósito: 63 litros
- Capacidad del maletero: 442 – 1.354 litros (con asientos abatidos)
- Neumáticos: 215/55 R16 Y – 7,0 x 16
9-5 Wagon 2.3 TS Aut.
- Cilindrada: 2.290 cm³
- Motor: 4 cilindros transversales (260 CV)
- Par máximo: 370 Nm CEE a 5.400 RPM
- Peso en vacío: 1.760 kg.
- Velocidad máxima: 245 km/h
- Aceleración de 0 a 100 km/h: 8,0 s
- Transmisión: Automática de 5 relaciones
- Consumo urbano: 15,3 l/100 km
- Consumo extraurbano: 7,1 l/100 km
- Consumo mixto: 10,1 l/100 km
- Combustible: Gasolina sin plomo 98
- Capacidad del depósito: 75 litros
- Capacidad del maletero: 416 – 1.490 litros (con asientos abatidos)
- Neumáticos: 235/45 R17 – 7,5 x 17
Audi A4 Avant 2.0 TFSI (B7/8ED) y Saab 9-5 Wagon (I)
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Créditos: Carlos del Valle Cifuentes