- Fecha: Octubre de 2005
- Unidades probadas: Mazda3 5p (BK) Sportive
- Motorización: 2.0 MZR (150 CV) – Gasolina
- Calificación: 4/5
- EuroNCAP: 4/5, 33 puntos (ver informe completo)
Analizamos el Mazda3 más potente, en carrocería 5 puertas. Se trata de un coche de aspecto deportivo y prestaciones acordes a un precio bastante razonable, bien equipado y con un interior tan práctico como espacioso.
Exterior
El Mazda3 se comercializa con carrocería 5 puertas (tipo hatchback) y 4 puertas (sedán). Aunque tenga cierto aire a coche familiar, lo cierto es que su maletero no es muy grande que se diga. Tiene una imagen deportiva acusada, sobre todo por la parte delantera, ya que por detrás se pierde en parte dicha sensación (no lleva alerón, pero se comercializa como accesorio). Los paragolpes carecen de protecciones adicionales, por lo que en un aparcamiento ajustado podemos estropear la pintura a nada que nos descuidemos. No podía faltar un limpialuneta en la parte trasera.
La aerodinámica del Mazda3 no es de las mejores -Cx de 0,345- lo cual influye en su limitada velocidad punta (200 Km/h), en lo que la competencia da mejores registros.
Los grupos ópticos, tanto delanteros como traseros, refuerzan la imagen moderna y dinámica de este modelo e incluso le dan un cierto aire a estética tuning. Las llantas de aleación que vemos, son de 17 pulgadas y calzan neumáticos 205/50, exclusivas del 2.0 gasolina de 150 CV.
Interior
Dentro del habitáculo no vemos aparentemente nada que sobre ni nada que falte en un modelo de su segmento. Las cotas de habitabilidad están cerca de los primeros puestos de los más espaciosos entre sus rivales. Pasajeros de estaturas medias y altas se encontrarán a gusto, aunque en la parte trasera no sobra espacio para las rodillas y 3 adultos atrás irán un poco apretados.
Los asientos deportivos propios de la versión Sportive sujetan bien el cuerpo en conducción rápida a los ocupantes delanteros, no sólo por su forma anatómica sino por el tejido rugoso de los flancos que hace leve el deslizamiento de la ropa. La tapicería está en un término medio de calidad. En cuanto a materiales, encontramos los plásticos habituales en un coche de su clase, con alguna inserción de aspecto cromado y partes de tejido en las puertas (en vez de los plásticos que suele haber en dichas zonas).
No se ha dejado de lado el aspecto práctico en el Mazda3, pues contamos con huecos útiles en las puertas, dos portabebidas cerca del freno de mano (curiosamente ubicado a la derecha), un cofre central con doble piso bastante práctico, guantera de 8 litros sin climatización y un revistero tras el asiento del copiloto (no entendemos cómo no hay dos). En cada puerta entra sin problemas una lata de 33 cl o botellines de 33 ó 50 cl Un detalle que nos llamó la atención es que los espejos de cortesía carecen de iluminación.
El puesto de conducción está bastante bien, pero no llega a ser tan bueno como la Serie 1 de BMW (una referencia en el segmento en ese aspecto). Por un lado no permite una posición de conducción muy baja y la rodilla derecha tiene una zona muy pequeña para moverse, por lo que en curvas a izquierdas vamos a notar una leve molestia al apoyarnos sobre el plástico de la consola. Dejando a un lado estos matices, es agradable tanto para viajes largos como para conducción deportiva, hechos que pudimos contrastar a lo largo de unos 1.500 kilómetros de prueba. Tanto volante como cambio están forrados en cuero y tienen un tacto muy agradable.
En cuanto a confort, no es de los más cómodos referente a suspensión, ya que están un poco duras para optimizar el comportamiento del coche. No llega a ser molesto pero transmite vibraciones al habitáculo si el asfalto no es de muy buena calidad. El aislamiento acústico del motor está logrado a ritmos habituales, por debajo de 3.000 RPM el propulsor apenas se deja notar. Por encima si empezaremos a oírlo, pero esto no va a desagradar al usuario, ya que el sonido del motor es muy bello y a altas revoluciones, en las zonas prohibidas del tacómetro, es un placer para los entendidos en motores de gasolina.
Parece por ciertos momentos estar conduciendo un coche de cilindrada superior, y no hablamos de nada del otro mundo, es un 2 litros. Queda pendiente de mejora el ruido aerodinámico a velocidades altas, debido sobre todo a la forma de la carrocería. De todas formas no es nada que no se pueda solventar con algo de música, ya que cuenta con un equipo de serie bastante bueno.
El maletero, como dijimos antes, tiene una capacidad pequeña, tan sólo 300 litros. El equipaje de 4 adultos no puede ser especialmente abundante, menos si somos 5. Bajo el plano de carga tenemos pequeños compartimientos para colocar objetos tales como triángulos, ciertas herramientas u objetos de tamaño reducido para que no campen a sus anchas por el maletero. Indagando más abajo, encontramos una rueda de repuesto de tamaño normal.
La conducción
Lo mejor del Mazda3 2.0 es, sin temor a equivocarnos, la sensación de conducción. Aunque no se trata de un coche especialmente caro, proporciona sensaciones dignas de competidores de factura más pesada. El propulsor aparentemente no tiene tecnología revolucionaria: 16 válvulas, doble árbol de levas en culata (DOHC) e inyección indirecta multipunto. La potencia máxima es de 150 CV a 6.000 RPM, 45 CV más que la versión 1.6, que incorpora apertura inteligente de válvulas.
En conducción normal, es un motor silencioso, suave y progresivo. Pese al elevado consumo que puede amenazar con un motor de 2 litros, la media de gasto es de 8,2 litros, la cifra oficial del fabricante. A lo largo de un trayecto extenso (Madrid-Murcia), a una velocidad media de 106 km/h, el gasto medio fue de 7,1 litros a un ritmo constante. A la vuelta, circulamos entre 120 y 140 km/h, con una media de 116 km/h y un consumo de 8,2 litros. Ya por nuestros trayectos habituales, que incluyen carreteras secundarias, poblado y autopista, reafirmamos la media de 8,2 litros.
Con su generoso depósito de combustible, la autonomía máxima se cifra en unos 770 kilómetros y la autonomía media 670 kilómetros. La reserva tiene pinta de durar muy poquito, cuando salta la aguja prácticamente se apoya en el tope. Téngase en cuenta que durante toda la prueba rodamos con gasolina de 98 octanos y tuvimos encendido el aire acondicionado.
Hasta aquí la parte civilizada del motor, también exploramos la faceta más agresiva del mismo. Como buen motor japonés, entrega lo mejor de sí mismo en la zona más alta del tacómetro. En 4ª adelanta bien, pero los adelantamientos en 3ª a altas revoluciones se hacen con una agilidad sorprendente. En conducción deportiva, pasando de 5.000 RPM hasta el corte de inyección (en zona roja) a poco más de 8.000 RPM, el motor no se cansa de empujar, sin desinflarse, con suavidad y con un sonido delicioso. Se pueden rascar los 180 Km/h tranquilamente en 4ª velocidad -incluso cuesta arriba-, por lo que conviene vigilar el velocímetro. El consumo a ritmos tan alegres puede situarse sin exagerar en casi 20 litros a los 100. Para detener el torrente de caballos disponemos de potentes frenos de disco ventilado de 300 mm de diámetro delante y 280 mm atrás de disco macizo.
El comportamiento dinámico es excelente, se agarra muy bien y es predecible en casi cualquier curva. De serie contamos con la asistencia del control de estabilidad DSC, exclusivo de la versión Sportive+. A partir de diciembre, los modelos Active+ (1.6 y 1.6 CRTD) podrán instalar opcionalmente dicho sistema, que incorpora como es natural control de tracción. Supondrá un coste adicional de 520 euros.
Para completar la agradable sensación de conducción, contamos con una dirección suave y precisa (electrohidráulica, hidráulica en el 1.6), un cambio bien ubicado y exacto de 5 marchas y, por supuesto, pedales igualmente precisos. Tal vez habría estado mejor aprovechado el motor con un cambio de 6 velocidades; en 5ª a 120 Km/h circulamos a 3.500 RPM, a 140 a unas 4.000 RPM.
En resumen, un coche tan divertido como agradable de conducir, tanto en conducción tranquila como deportiva, aunque para lo segundo siempre es recomendable que se realice de forma segura en un circuito.
Equipamiento
Aunque podremos echar de menos algún elemento que otro, en lineas generales está bien equipado (versión Sportive). Lo único opcional en este acabado son los faros de xenón con su correspondiente regulación en altura automática, el resto de elementos vienen de serie: dirección asistida variable, cierre centralizado (a la antigua), llantas de aleación 17″, sensor de lluvia y crepuscular, equipo de música radio-CD, climatizador automático, ordenador de a bordo, instrumentación de aspecto deportivo, etc. La competencia le gana la partida en cuanto a posibilidades de extras, pero en accesorios Mazda se pueden instalar algunas personalizaciones como kits aerodinámicos, instalación de teléfono manos libres, refrigeración de guantera…
En seguridad activa y pasiva, todo es de serie: ABS, EBD, EBA, control de estabilidad DSC y tracción TCS, cinturones de 3 puntos (delanteros con pretensor y limitador de esfuerzo), cinco reposacabezas, fijaciones ISOFIX atrás, recordatorio de cinturón para conductor, airbags de conductor, pasajero, laterales delanteros y cortinilla delante y detrás.
Valoración general
A favor | En contra |
---|---|
Motor equilibrado. Comportamiento a altas RPM | Política restringida de extras |
Practicidad y habitabilidad | Espacio para rodilla derecha de conductor |
Buena relación precio/equipamiento | Maletero pequeño |
Visto lo visto, nuevamente queda la decisión en sus manos. En lo que a nosotros respecta, es un modelo bastante interesante, pues es potente, no gasta mucho y su precio no es muy elevado. Por algo es el modelo más vendido de Mazda en nuestro país (55% de las matriculaciones en el primer semestre). Habría que considerar también el 1.6 CRTD de 109 CV de origen PSA (casi 500 euros más caro), aunque esté lejos de igualar la sensación de conducción del motor de 2 litros de gasolina. Quien esté pendiente de adquirir el 1.6 gasolina o el 1.6 diesel, le animamos a esperar a diciembre para poder adquirir el control de estabilidad si elige acabado Active+, siempre es deseable tenelo instalado.
Nuevamente hacemos un agravio comparativo con el BMW 1. El 120i de 150 CV, equivalente a nuestro protagonista de hoy, es 8.000 euros más caro y está peor equipado, por lo que si está interesado en el pequeño BMW, le animamos a que se piense la opción Mazda, es un rival a su altura. Mazda tiene además a su favor una fiabilidad avalada por recientes estudios a nivel europeo, siendo una de las marcas más fiables. Para el Mazda3 la garantía es de 100.000 km o 3 años, mas garantía anti-corrosión de carrocería por 12 años.
Características técnicas
Mazda3 2.0
- Cilindrada: 1.999 cm³
- Motor: 4 cilindros en línea transversal (150 CV)
- Par máximo: 187 Nm CEE a 4.500 RPM
- Peso en orden de marcha: 1.310 Kg
- Velocidad máxima: 200 km/h
- Aceleración de 0 a 100 km/h: 9 s
- Transmisión: Manual de 5 velocidades
- Consumo mixto: 8,2 l/100 km
- Combustible: Gasolina
- Capacidad del depósito: 55 litros
- Capacidad del maletero: 300 litros
- Neumáticos: 205/50 R17 (estándar)
Mazda3 5p (BK)
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Créditos: Carlos del Valle Cifuentes