- Fecha: marzo de 2005
- Unidades probadas: RX-8 (SE3P)
- Motorización: Renesis 1.3 (13B-MSP 231 CV) – Gasolina
- Calificación: 4/5
Analizamos el deportivo por excelencia de Mazda. Este modelo es el último vástago de la dinastía de deportivos Mazda con motor rotativo, que comenzó a finales de la década de los 60. Se trata de un deportivo en estado puro, cruce entre roadster, coupé y compacto. Parece mentira, pero tiene 4 plazas reales y espacio suficiente para realizar viajes largos con comodidad. Su precio puede considerarse elevado, pero es uno de los deportivos puros más accesibles del mercado. Sólo se comercializa una versión, de 231 CV de potencia.
Exterior
La silueta del coche ya nos advierte que se trata de un deportivo de raza, su coeficiente Cx es de 0,30. Su agresiva estética lo hace no sólo inconfundible, sino un reclamo para la atención de los demás. En una mirada a los neumáticos, nos sorprende por su gran anchura. Esto, sin duda, complementa sus prestaciones con el agarre que es imperativo para rodar rápido, pero por otro lado contribuyen al aumento del gasto de combustible, ya de por sí elevado. Para poder alojar convenientemente estas suelas, la carrocería tiene un moderado ensanche lateral. No lleva piezas de carrocería aerodinámicamente exageradas, no las necesita. Tanto por belleza como por estabilidad dinámica, va sobradísimo.
Tal vez no se aprecia la primera vez que se ve el coche, pero es un 5 puertas. Al abrir las 2 delanteras se pueden abrir las traseras, bastante pequeñitas, pero que permiten un acceso decente a las plazas posteriores. Otros detalles destacables son sus grupos ópticos, con una estética bastante «tuning» y los retrovisores, que se iluminan en la oscuridad y facilitan la localización del coche. En el caso de los faros delanteros, alojan luces de xenón de serie, con sus correspondientes lava faros. Como último apunte, acerca del maletero, este tiene una boca de carga elevada y estrecha.
Interior
Se sitúa en el término medio entre deportivo de competición y un coche normal. Por un lado contamos con asientos deportivos tipo baquet, pedales en aluminio, volante forrado en cuero, palanca de cambios ultracorta, posición de conducción baja… y detalles prácticos y útiles por doquier: mandos de audio en el volante, navegador de serie con pantalla plegable, freno de mano tipo gatillo, calefacción para los asientos, huecos para objetos, climatizador automático, cargador de 6 CDs integrado en el frontal, etc.
La posición del conductor es estrictamente deportiva. Notaremos ir un poco encajados en nuestro puesto, pero con la distancia ideal al volante, cambio y pedales. En todo momento la sujección al asiento será idónea, incluso trazando curvas rápido, lo que afianzará la sensación de control sobre el coche. Con la salvedad de los mandos del navegador y la calefacción de los asientos, el alcance de los instrumentos y pulsadores ha sido bien estudiado: están visibles y se manipulan al tacto la mayoría de las veces. En el salpicadero tenemos una instrumentación adecuada: tacómetro analógico, velocímetro digital, manómetro del aceite, temperatura del agua y medidor de combustible.
De la deportividad pasamos a lo práctico. Contamos con numerosos huecos en las puertas, en el techo para gafas de sol, entre los asientos, guantera con llave, posavasos… Entre las plazas laterales traseras, hay un compartimento que aloja bombillas, guantes y una garrafa de aceite (ya que existe el riesgo ampliado de quedarnos sin él). La habitabilidad es suficiente tanto delante como detrás, teniendo en cuenta que en este tipo de coches las plazas traseras suelen ser simbólicas o inexistentes. Sendos adultos de 1,80 metros caben perfectamente en dichas plazas. Los asientos son de cuero y de forma anatómica, proporcionan una excelente sujeción para los pasajeros. El del conductor se regula eléctricamente, mientras que el del pasajero se realiza de forma manual.
El acabado tiene una terminación estupenda. Los materiales escogidos son de gran calidad y las tonalidades acertadas. Es digno competidor de vehículos deportivos mucho más caros. El aislamiento acústico es muy bueno, pero nos permite disfrutar del agradable sonido del motor. En cuanto a iluminación, hay luces de cortesía delante y detrás; para los ocupantes delanteros hay sendos espejos de cortesía con luz en los parasoles.
El maletero se abre desde el interior bien con el mando o con un tirador bajo el volante, un poco incómodo de accionar. El espacio de carga no es liso y limita las posibilidades de alojar equipaje. Su volumen es de 290 litros, cifra destacable teniendo en cuenta el tipo de vehículo que estamos analizando. En la mayoría de las ocasiones, será suficiente. No hay rueda de repuesto de serie, se confía en un kit antipinchazos.
La conducción
Sin lugar a dudas, lo mejor del RX-8 es la experiencia de conducción que ofrece. Al pisar al acelerador, transmite sensaciones bien diferenciadas. A bajo régimen -hasta las 3.000 RPM aproximadamente- es muy silencioso. Parece un utilitario de baja cilindrada, tranquilo y suave. Según va subiendo de vueltas notamos como la bestia que lleva en su interior despierta progresivamente. Cuando llegamos a 5.000 RPM, donde normalmente cambiaríamos de marcha, es cuando empieza el espectáculo acústico. El sonido resultante es delicioso y dará a su conductor más satisfacción de la que él se imagina.
Si nos dejamos llevar por la tensión del momento, llega un punto en que oímos un pitido; hemos llegado a 9.000 RPM y es hora de cambiar. El régimen máximo de giro del motor Renesis es de 10.000 RPM. La escalada de potencia y ruido parece no acabar nunca y es por ello por lo que el mencionado pitido es especialmente útil para no castigar el motor. Su propulsor entrega la friolera de 231 CV y una aceleración brutal de 0-100 en 6,4 segundos, ¡con una cilindrada de 1.308 cm³! ¿Cómo es posible? El milagro se llama motor rotativo.
En un motor de explosión convencional, el movimiento longitudinal de los pistones se transforma con las bielas y cigüeñal en movimiento giratorio. Dicha solución mecánica requiere de varias piezas que hacen pesado al motor: válvulas, bielas, pistones… En el caso del motor rotativo, en la cámara de combustión los rotores transforman directamente su movimiento circular a la transmisión, con el consiguiente ahorro de piezas, peso y vibraciones. Aunque pueda parecer más eficiente, en la práctica el consumo es sensiblemente superior a un motor convencional. La cara negativa del RX-8 es que devora gasolina y aceite, por el elevado régimen de trabajo de sus 2 rotores, de 654 cm³ cada uno. De ahí que transporte una garrafa de aceite, puede hacernos falta si nos descuidamos. Aun rodando a velocidades legales y con calma, el consumo viene a ser de 10-12 litros a los 100 km. De todos modos, la autonomía es respetable para un coche de su clase.
No obstante, lo mejor de este vehículo es darle algún acelerón de vez en cuando, sin que para ello rompamos límites de velocidad. Como reza un slogan publicitario, «la potencia sin control no sirve de nada». Para controlar la caballería que tenemos en nuestras manos, contamos con el volante deportivo de gran precisión y tacto duro, los pedales tipo competición acabados en aluminio y la palanca de cambios, especialmente precisa. Hablando de ésta, es muy corta, pero está muy bien situada. Los diferentes desarrollos los podremos alcanzar apenas moviendo la muñeca, ya que son muy cortos.
Estamos hablando de un deportivo con reparto de pesos 50/50 y tracción trasera, con muchos caballos a su servicio, no viene mal una ayuda extra para controlar el coche. De serie, contamos con control de estabilidad y de tracción, cuya presencia se agradece muchísimo, puesto que es mucho más sencillo sufrir un desliz al calcular mal una curva o en caso de emergencia que en coches de menor potencia y de tracción delantera, lo más habitual. Su motor entrega la fuerza muy rápido, con lo que las pérdidas de tracción serían frecuentes sin dichos sistemas. Incluso en condiciones adversas tales como nieve, el sistema reacciona de maravilla. Aun con estas ayudas, recomendamos sólo al conductor experimentado que se haga con su volante, ya que sin los conocimientos necesarios ni la madurez suficiente puede ser peligroso.
El placer de conducción es total, tanto llaneando como trazando curvas en puertos de montaña o carreteras comarcales. Se agarra a la carretera sorprendentemente bien. Contribuye a ello la durísima suspensión deportiva y el tamaño de las cubiertas de 18 pulgadas. En cambio, circulando por poblado con sus famosos montículos o en carreteras descuidadas, acusaremos en nuestras posaderas con más énfasis el estado del firme, en detrimento del confort. Sus frenos se muestran muy eficaces: a 100 km/h podremos detenernos en unos 36 metros. La experiencia podríamos compararla con mucho acierto con el Porsche Boxster en todos los sentidos, y por muchos euros menos.
Equipamiento
La dotación es un tanto irregular: a veces muy completa, a veces muy escasa. Por un lado, trae de serie dirección asistida, climatizador automático monozona, navegador GPS, lector de CD con cargador múltiple, radio, lector de cassetes, altavoces BOSE®, calefacción en los asientos, inserciones en cuero, faros de xenón, ABS+DSC+TCS, llantas de aleación de 5 radios, antinieblas, mandos de audio en el volante, espejos retrovisores calefactados de regulación eléctrica y alarma. Sin embargo echamos de menos control de velocidad (limitador, regulador), ordenador de a bordo para vigilar el gasto y autonomía, plegado automático de los retrovisores, retrovisor interior automático anti-deslumbrante, encendido de luces automático, teléfono manos libres, etc. En general, nos parece satisfactorio.
Su seguridad activa y pasiva nos convence. Aunque no ha sido probado por el consorcio EuroNCAP, da garantías suficientes. De serie cuenta con avisacinturones delanteros, cinturones de seguridad de 3 puntos con limitador de esfuerzo y airbags de conductor, pasajero, laterales y de cortina. Los reposacabezas están totalmente integrados en los asientos. Podríamos pensar que en caso de colisión los ocupantes de las plazas traseras podrían quedarse atrapados, pero el fabricante ha tenido esto en cuenta y podrían salir al exterior. Las plazas traseras cuentan con sistema ISOFIX, en caso de tener que transportar a niños pequeños. Ningún elemento de seguridad es opcional.
Valoración general
El RX-8 ha cumplido con las expectativas de deportivo totalmente. Contamos con los ingredientes para conducir con estilo deportivo con gran placer de conducción y con la seguridad activa necesaria para tal uso. Nos gusta porque da la experiencia de conducción y el agrado de modelos superiores mucho más caros y exclusivos, normalmente inalcanzables. Hablamos -en caso de este Mazda- de 6 millones y pico de las antiguas pesetas, que lo sitúa en una posición más o menos asequible si queremos un deportivo de altas prestaciones. A esto habrá que sumarle la factura en gasolina y en recambios de aceite, aunque al comprador de este tipo de coches no le preocupa demasiado este aspecto.
No se ven muchas unidades de RX-8 por la carretera, sin duda mantiene un carácter eminentemente exclusivo, pero es alcanzable. Tiene algunas lagunas en el equipamiento, pero es bastante completo. No hay que olvidar que los deportivos de altas prestaciones tienen como extras varios elementos que incorpora el RX-8, y su precio suele ser bastante elevado. Y si finalmente dudamos de su fiabilidad, Mazda ha demostrado ser el fabricante más fiable según diversos estudios, como el TÜV (la ITV alemana), el ADAC, etc.
Características técnicas
- Cilindrada: 1.308 cm³
- Motor: birrotor Wankel (231 CV)
- Par máximo: 211 Nm CEE a 5.500 RPM
- Peso en vacío: 1.425 Kg
- Velocidad máxima: 235 km/h
- Aceleración de 0 a 100 km/h: 6,4 s
- Transmisión: Manual de 6 velocidades
- Consumo urbano: 15,6 l/100 km
- Consumo extraurbano: 8,7 l/100 km
- Consumo mixto: 11,4 l/100 km
- Combustible: Gasolina
- Capacidad del depósito: 61 litros
- Capacidad del maletero: 290 litros
- Neumáticos: 225/45 R18 – 18x8J
Mazda RX-8
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Créditos: Carlos del Valle Cifuentes